La mejor sopa del mundo. El valor de la buena compañía

Cada año, el frío llega a hasta los pueblos más recónditos, y cubre de nieve montañas y llanuras. 


Una tormenta sorprende a Conejo, que pasea una fría y nevada tarde por el bosque, pero descubre allá donde alcanza su mirada una cabaña con luz, así que decide ir a resguardarse.



Al llegar a la casa encuentra a Tortuga, quien prepara con esmero una sopa a la que añade la zanahoria que amablemente le cede su nuevo invitado.


Al igual que Conejo, van llegando a la casa de Tortuga diferentes animales, que guiados por la calidez de la chimenea y el buen aroma de la sopa que hay cocinándose en el fuego, se unen al convite y van añadiendo alimentos como presente.

“La mejor sopa del mundo” es reflejo de compañerismo, de tender la mano a los demás en el momento propicio. Es familia sin importancia de genes y calidez en la noche más fría.

Es aprender que el buen sabor de una sopa no depende del cocinero, ni de la calidad de su cocina, si no de rodearse de las personas (o los animales) adecuadas para que la cena sea inolvidable.

Es así como un variopinto grupo de amigos: tortuga, conejo, ciervo, zorro, oso, lobo, erizo y ratón, conceden a lo que parecía una solitaria y fría tarde de invierno la posibilidad de convertirla en una celebración. 

Porque no hay nada mejor que la buena compañía, y esto es algo que en los pueblos se lleva tatuado en el corazón.






Marta .