Tienes un buen producto o servicio, pero notas que entre tus clientes y tú hay un abismo. No consigues engancharles y tus mensajes parecen caer en saco roto. ¿Qué es lo que puede fallar?

A veces estamos tan ofuscadas en intentar vender y demostrar lo buenas que somos que se nos olvida mostrar nuestra verdadera esencia, lo que hay detrás del logo y lo más importante: quién. Hablar con nuestro interlocutor de tú a tú, encontrar temas de conversación que nos unan y crear una interacción real, como la que tenemos por la calle. Esta estrategia de comunicación se denomina ‘marketing de contenidos’.

Cómo enamorar a tus clientes

En realidad la cosa es sencilla, vender es como ligar, hay que ser honesta, ir poquito a poco y generar interés en el otro, pero de un modo orgánico, fluido. ¿Acaso se te ocurriría pedir matrimonio en la primera cita?, ¿o pasar de hablar con alguien a diario a no hacerlo en varias semanas?

Lo que hacemos cuando queremos ligar es ser constantes pero buscar la sutilidad y el misterio también. Que si a mí también me gusta la música de los 90, que si yo también he querido siempre viajar a Japón, que si hago unas croquetas de cocido que te mueres *guiño, guiño*. Pues lo mismo con tus clientes.

3 pasos esenciales para triunfar en el marketing de contenidos

1. Demuéstrales que eres increíble. No solo tu producto o servicio, enséñales qué haces en tu día a día, cómo creas, vives y eres, pon cara y personalidad a tu empresa. Ya no queremos vendedores en nuestras redes sociales, queremos que nos entretengan, que nos saquen una sonrisa, que nuestros valores sean los mismos que la empresa a la que le damos nuestro dinero. Queremos sentirnos conectados con lo que consumimos. Y puede que creas que esto solo sirve para un puñado de empresas con un contenido más aspiracional o determinado, pero esto sirve para cualquier tipo de negocio, desde una panadería hasta un desarrollador de software.

2. Investiga cómo son tus clientes potenciales. Si lo que quieres es vender más, primero conoce a tu público, la investigación es el primer e impepinable paso. Define de manera muy precisa a quién te estás dirigiendo, cómo son tus clientes, no solo edad, sexo, dónde viven y cuál es su nivel socioeconómico. Ve un poco más allá, cuáles son sus aficiones, qué inquietudes tienen, qué programas de televisión ven, o dónde pasan sus vacaciones... Cuanto más sepas de ellos, más afinarás en el mensaje que les vas mandar, porque no te diriges a todo el mundo igual, ¿a que no? A esto en el mundo del márketing le denominamos ‘buyer persona’, sería algo así como el perfil semificticio de tu cliente ideal. Una vez que ya sabes cómo es tu consumidor te será mucho más fácil dirigirte a él.

3. Dales contenido de valor, pero de verdad. Lo difícil viene ahora, tienes que elaborar un plan de contenidos para tus redes sociales, tus correos o tu tienda física. Siguiendo la metáfora, este plan de contenidos es tu estrategia de ligue: cita a cita, post a post, conseguirás tus objetivos. Sé original, busca un tono con el que te sientas cómoda y sobre todo no finjas ser quien no eres (enseguida se nota, como en el amor). Es un trabajo laborioso, le tendrás que dedicar tiempo y exprimirte el coco, pero merecerá la pena. A través de la investigación que ya has hecho sabrás de qué les puedes hablar a tus clientes, qué les interesa y lo que tenéis en común, Como en una cita, no vale solo con hablar de ti (y tu producto), eso aburre soberanamente. Los resultados no tardarán en llegar, y poco a poco verás cómo saltará la chispa del amor entre tu cliente y tu marca.